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Perú para campeón del mundo

El pueblo peruano no es consciente de que transformar a un fulbitero en un futbolista de niveles de elite internacionales requiere entre 10 a 12 años.  

Pero es posible revertir esta situación adversa y ponerla a nuestro favor para elevar  nuestros niveles de competencia, llevándonos incluso al punto de ser un candidato serio para buscar campeonatos del mundo.

Eduardo Abril Lira

Publicado: 2018-11-04

El “tigre” Ricardo Gareca afirmó hace unas semanas que el problema del futbolista peruano no pasa por el estado físico de los jugadores, pero que en cambio “la crisis del futbol peruano es consecuencia de no tener canchas de futbol…” agregando que desde los 8 años “el jugador europeo está acostumbrado a recibir una pelota a 80 Km/h y controlarla en un tiempo (toque) mientras que el peruano necesita 4 o 5 tiempos”. 

Aunque no le guste a mucha gente, Gareca ha dado en el clavo: El problema del futbol peruano es que en el Perú no se juega futbol. El “tigre” no lo dijo, pero si no se juega futbol, entonces ¿que se juega?... Todos sabemos que lo que se juega es un deporte que llamamos fulbito, aunque la gran mayoría de peruanos no sabe que el fulbito se juega solo en el Perú y que el resto del mundo juega futbol.

Nuestro problema de fondo es que el pueblo peruano todavía no se ha enterado que fulbito no es futbol y que transformar a un fulbitero en un futbolista de niveles de elite internacionales requiere entre 10 a 12 años de práctica continua. En esta falta de conocimiento se encuentra la raíz de las limitaciones del futbol peruano.

Pero no todo son malas noticias, existe la posibilidad de que podamos revertir esta situación adversa para ponerla a nuestro favor y elevar sustancialmente nuestros niveles de competencia, y porque no, llevarnos al punto incluso a ser un candidato serio para ganar campeonatos del mundo. ¿Locura o ciencia ficción? Tal vez no. Veamos.

¿Porque fuimos al mundial?

Dado que desde hace muchos años vengo diciendo que no iríamos al mundial mientras en el Perú sigamos jugando fulbito y no futbol, creo que debo tratar de explicar porque esta vez sí lo logramos: Fuimos al mundial porque tuvimos un número importante de jugadores que maduraron lo suficiente jugando en torneos competitivos de otros países. Algunos periodistas peruanos dicen que los nuestros “evolucionaron” jugando en ligas extranjeras, pero no es evolución, es simplemente aprendizaje. Lo que pasa es que finalmente completaron su ciclo de aprendizaje del futbol jugando en ligas donde compiten con jugadores formados para jugar al futbol (no fulbito).

¿Qué dice la ciencia?

Diez mil horas… Investigaciones científicas relativamente recientes en deportistas de élite reportan que muchas habilidades hasta hace poco pensadas como talento innato son en realidad el resultado de intensas prácticas en un intervalo extenso: Unas diez mil horas de práctica distribuidas en dos o tres horas diarias por un periodo de 10 a 12 años.

Para ilustrar esta teoría, traigamos a la mesa el caso del mejor jugador de baloncesto en la historia: Michael Jordan. En 1993, a la edad de 30 años, Jordan se retiró del baloncesto para probar suerte en las ligas menores de baseball, un deporte que había practicado cuando más joven. Tras dos años de intentarlo, no pasó de ser un jugador mediocre en una liga menor, por lo que decidió regresar al baloncesto donde volvió a lucirse como uno de los mejores de ese deporte. Lo que Jordan no sabía, es que hasta un atleta de excepcional talento como él necesita de miles de horas y años de práctica para alcanzar niveles de elite en un deporte dado (10,000 horas distribuidas en 10 a 12 años). Siguiendo esta lógica, debe ser tan difícil convertir a un fulbitero en futbolista como convertir a un jugador europeo en un jugador de buen toque como lo son los peruanos. Todo apunta a que estas cosas toman mucho tiempo.

Cantidad de campos y de deportistas… ¿Alguna vez se ha preguntado porque el jugador peruano es tan hábil con el toque corto?

Estudios sobre los factores que determinan la cantidad de medallas que un país consigue en competencias internacionales han encontrado una relación directa con la cantidad de participantes y el número de campos para la práctica que un país pone a disposición de su población: a más campos y participantes, más medallas.

Construir y mantener canchas de futbol es caro, para el Perú o cualquier país. En el principio, quizás allá por los 1970s, no había donde jugar pelota. Siempre corto de dinero por culpa de la maldita corrupción, el peruano hizo uso de su picardía criolla y buscó maneras de jugar con poco presupuesto. Y creó un nuevo deporte para jugar sobre concreto y en casi cualquier parte, y le llamó “fulbito”. Se hizo la luz. Y vio el peruano que las canchitas resultaron ser baratas, eternas, fáciles de construir y necesitaban de poco espacio. Y vio el peruano que el fulbito era adorable, bonito. Y decidió multiplicar las losas deportivas para tener donde jugar pelota por todo el territorio nacional. Y así fue. En solo unas décadas el fulbito se convirtió en el deporte rey en el Perú desplazando para siempre al futbol. Hoy tenemos por lo menos una cancha de fulbito en cada colegio, cada barrio, cada comisaría, cada parque, cada facultad de nuestras universidades. Entre los méritos del fulbito hay que reconocerle el haber ayudado a despertar nuestro interés y pasión por el futbol (tenemos la mejor afición del mundo).

Es posible que ningún país nos supere en metros cuadrados per cápita para jugar pelota. Además, gozamos de un clima benevolente que nos permite jugar en exteriores prácticamente todo el año, algo que no pasa en muchos países donde es imposible jugar por varios meses debido a condiciones extremas de frio, nieve, lluvia, o calor. Entonces, si tenemos muchísima población que practica este deporte (somos 30 millones), tenemos más canchas de fulbito que ningún país y pasamos muchas horas jugando al año, según la ciencia deberíamos los ser los mejores fulbiteros, los mejores tocadores de pelota corta en el planeta, y lo somos. La ciencia tampoco se equivoca esta vez.

¿Qué dejamos de formar cuando jugamos fulbito en lugar de futbol?

Gareca mencionó que el jugador peruano no tiene costumbre de jugar en canchas de futbol. Pero opino que aquí hay una grave confusión. No es un problema de costumbre, es un problema de destrezas. No te “acostumbras” a tirar un tiro libre, si no que adquieres las destrezas necesarias para dominar ese tipo de jugada. Y de acuerdo a la ciencia, el desarrollar la destreza para ejecutar tiros libres a niveles de élite le debe tomar a un deportista talentoso entre 10 a 12 años.

Sería entonces importante listar qué condiciones y jugadas del futbol no están presentes en el fulbito, así conoceremos las destrezas que el fulbitero peruano necesita adquirir para completar su formación como futbolista, o sea, los tipos de jugadas en que potencialmente debe tener una formación deficiente y que necesita trabajar por 10 a 12 años para poder competir con los mejores futbolistas a nivel internacional:

- Para empezar, el espacio limitado. El futbol es un deporte que exige correr a máxima velocidad. En el fulbito no corres a máxima velocidad porque apenas estas arrancando y ya se te termina la cancha.

- Pases largos o remates al arco en primera, a un paso, sin tomar carrera: En el fulbito hacemos pases de máximo cuatro metros y rematamos al arco solo desde dentro del área, a menos de 5 metros del arco. El área grande del futbol tiene unos 16.5 metros de largo por 40 de ancho. Los verdaderos futbolistas rematan con facilidad desde 30 metros.

- Las jugadas a las que se refirió específicamente Gareca: dominar o rematar al arco en un solo toque un pase que viene a 80 Km/h mientras estas corriendo a máxima velocidad.

- Ejecución de tiros libres: En fulbito no hay tiros libres. Nuestro único experto en tiros libres, Paolo Guerrero, alcanzó la excelencia en ejecución sólo en la última fase de su carrera profesional (anotó su primer gol de tiro libre con la selección a los 32 años).

- En el fulbito el gol solo vale si el remate es desde dentro del área, a unos 4 metros del arco. Esta regla absurda limita al extremo las oportunidades de formación de las destrezas para patear al arco: nos predispone a siempre “entrar tocando hasta el área chica” y a rematar solo desde muy corta distancia, una situación que a la larga conduce a la falta de definición que hoy caracteriza al jugador peruano.

- Driblear, rematar al arco, o hacer pases largos mientras se está corriendo a máxima velocidad: En el fulbito haces todo eso pero casi parado o corriendo a media máquina.

- Jugar en grass, no en concreto: Una cosa es jugar en concreto con zapatillas y otra cosa es jugar en grass, con chimpunes. Una cosa es con guitarra y otra cosa es con cajón.

- Saques laterales y corners: los saques laterales y corners en el fulbito son muy cortos. No hay comparación.

- “Bajar” un pase largo con la cabeza o con el pecho, mientras se corre a máxima velocidad, aguantando la presión de un jugador marcándote y al mismo tiempo dejar la pelota lista para la estocada final, al insuperable estilo de nuestro mejor Guerrero.

- Saber medir un pase lago para cabecear al arco desde distancia: En fulbito no se aprende a medir una pelota larga porque los centros son muy cortos. Tampoco se aprende a cabecear al arco desde distancia.

“Perú, tierra de arqueros” era una frase muy de moda hasta que decidimos adoptar el fulbito y borrar del mapa al futbol. El Perú no es más una tierra de arqueros porque desde hace 50 años formamos a nuestros arqueros en canchas de fulbito. Las deficiencias para los arqueros son notables sobre todo debido a las diferencias de tamaño de las canchas. Los arqueros de fulbito necesitan adquirir estas nuevas destrezas:

- Dominar la extensión del arco y el área grande, para atajar remates o para achicar el arco.

- Saber medir una pelota larga o un corner para interceptarla en el momento preciso y no quedarse pegados al arco o salir en falso.

- Saques de fondo largos y precisos.

- Pases largos con la mano o con los pies.

- Tapar en grass, no en concreto

La inmadurez futbolística del jugador peruano

Si la transición del fulbito al futbol toma 10 o 12 años y dado que la gran mayoría de jugadores peruanos se formaron jugando fulbito, el descentralizado debe ser un campeonato de fulbiteros aprendiendo a jugar al futbol, y aunque estén en la plenitud de su rendimiento físico, futbolísticamente hablando están sólo en plena adolescencia. Aquellos que ya alcanzaron madurez futbolística posiblemente hayan pasado la edad de plenitud física. Esto explica en parte la baja calidad del campeonato profesional peruano en relación a otros países.

Mbappé debutó en Paris Saint-Germain a los 18 años, la misma edad que Iker Casillas en el primer equipo del Real Madrid. En el mundo se entiende que un jugador de 20 años ya está muy cerca de haber alcanzado su madurez física y futbolística, pero eso no es cierto en el caso en el Perú. A los 20 años el jugador peruano recién está empezando a jugar al futbol por haber jugado más que todo fulbito. Demasiados jóvenes promesa peruanos son vendidos para jugar en el exterior pero no satisfacen expectativas porque todavía no están al nivel de exigencia del futbol de las ligas de destino. Para lucir su mejor toque, el fulbitero necesita jugar en sociedad con otros fulbiteros, por eso la selección vale mucho más jugando en conjunto que en la suma simple de sus individualidades. Lamentablemente, cuando nuestros jóvenes llegan a Europa el fulbito que tanto dominan no les sirve porque no encuentran la necesaria sociedad en jugadores europeos, y la mayoría terminan regresando a sus equipos de origen. Entonces deben madurar futbolísticamente varios años más, hasta que su mejor momento por fin llega cuando tienen 27 o 28 años (casos Carrillo, Advíncula). Nuestros arqueros también maduran tarde (Gallese, 28 años)

Nuestro objetivo debe ser lograr que el jugador peruano alcance la madurez futbolística a los 20 años, no a los 27 o 28. Entonces, usando las matemáticas, si se necesita de 10 a 12 años para dominar las jugadas del futbol a niveles de elite, debemos hacer que nuestros jóvenes empiecen a jugar futbol desde los 8 años, la edad que refirió el “tigre”. Y para eso necesitamos más canchas de futbol.

Si conseguimos que nuestros jugadores alcancen su plenitud física y futbolística a los 20 años, estaremos más cerca de alcanzar otros beneficios con los que ahora solo podemos soñar: tendremos un campeonato descentralizado competitivo con jugadores futbolísticamente maduros; mejorará la cotización internacional del jugador peruano (mas dólares por sus pases), habría equipos profesionales de mejor nivel con la capacidad de competir de igual a igual con ligas de otros países, lo que nos permitiría ganar campeonatos internacionales con el consiguiente beneficio de aumentar el número de hinchas siempre ávidos de apoyar a equipos ganadores. Mas hinchas significa más gente en los estadios y más derechos de televisión, lo que se traduce en más recursos que se pueden invertir en este deporte.

Perú para campeón del mundo

Ser los mejores del mundo tocando pelota corta nos ha hecho ganar prestigio como un país que juega bonito, pero ya hemos visto que no nos alcanza para ganar partidos cuando enfrentamos a los mejores equipos del mundo. ¿Cómo se podría mejorar la eficacia de nuestro futbol para llevarlo a niveles más altos?

Xavi Hernández dijo algo muy cierto en enero de este año “…el fútbol ha explotado el físico y la táctica. Ahora lo que falta por explotar es la técnica… ¡Eso es el talento! Y todavía no está suficientemente desarrollado”…”Messi es el fútbol bueno, que a la vez es tan bueno que se hace bonito”. Xavi refirió que los países deben procurar formar más talentos con un tipo de juego como el de Messi, que se puede interpretar como juego colectivo, excelente dominio de pelota mientras se está corriendo a máxima velocidad y remate al arco sobre la marcha desde cualquier distancia.

Pensemos: Si nos fue posible llegar al mundial con jugadores de fulbito aprendiendo a jugar al futbol ¿qué podríamos lograr si jugásemos futbol + fulbito? Lo inteligente aquí sería hacer del jugador peruano una combinación balanceada de fulbitero + futbolista, un jugador de muy buen toque y que al mismo tiempo domine las distancias, velocidades, potencias y habilidades propias del jugador de futbol. El fulbito ya lo tenemos, y no lo podemos descartar así quisiéramos, nos falta agregarle futbol. El resultado sería un juego de muchos Messi participando en sociedad en el mismo equipo. Una combinación letal, intratable, incomparable; una calidad de jugador que nos permitiría elevar nuestro nivel al punto de ser un candidato legítimo para tentar campeonatos del mundo en todas las categorías, y todo eso jugando bonito. Otros países intentarán igualar nuestra técnica con la pelota, pero les será difícil porque están muy lejos de contar con la inmensidad de canchas de fulbito que los peruanos hemos construido en los últimos 50 años en cada rincón del territorio nacional.

Y entonces… ¿cómo hacemos?

En suma, lo que nos falta es jugar más futbol, desde edades infantiles, pero para eso necesitamos más canchas de futbol. Ayudaría también “formalizar” el fulbito, cambiando sus reglas para que se parezcan lo más posible a las del futbol, como por ejemplo eliminar aquella regla de que “el gol solo vale dentro del área”.

Si no formamos a nuestros jóvenes en canchas de futbol seguiremos teniendo un descentralizado mediocre y solo algunos podrán completar su formación futbolística jugando en campeonatos competitivos de otros países. Seguiremos negando a nuestros mejores talentos la oportunidad de haber madurado a los 20 años y de ser requeridos por los mejores equipos del mundo a temprana edad.

Para terminar, Gareca también dijo que mejorar el deporte requiere que todos se involucren, requiere de la participación de todos los peruanos, y casi se lo comen vivo por reclamar que necesitamos más canchas de futbol. Como siempre, el mayor obstáculo para mejorar vive en nosotros mismos. Tenemos un problema fundamental como población: estamos demasiado mentalizados para hacer las cosas como siempre las hemos hecho, para no discutir ideas, para no pensar críticamente, para esperar pasivamente a que alguien venga y nos resuelva todos los problemas; reaccionamos a la defensiva casi por instinto y sin razón aparente cuando se nos presenta argumentos nuevos, racionales, discutibles, viables. Y si alguien quiere cambiar algo, simplemente no participamos. Una mentalidad hecha para para no innovar, para no mejorar. Pero ese ya es otro tema.

REFERENCIAS:

Entrevista al Tigre Ricardo Gareca:

https://larepublica.pe/deportes/1326762-facebook-ricardo-gareca-indico-diferencia-jugador-peruano-jugador-europeo-video

Secretos del éxito: Diez mil horas de práctica:

http://sportsscientists.com/2011/08/talent-training-and-performance-the-secrets-of-success/

Xavi Hernandez. El futbol se ha convertido en futbol americano:

https://elpais.com/deportes/2018/01/08/actualidad/1515368650_150263.html

¡Al fulbito dile NO!:

https://alfulbitodileno.lamula.pe/2014/08/16/al-fulbito-dile-no/eabril/


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Al fulbito dile no

Analisis del futbol peruano